Todos los años, sin tener una fecha determinada, mi vida tiene siete días en los que absolutamente nada sale bien... me convierto en una especie de Rey Midas a la inversa, por llamarlo de alguna forma sería un "Rey Caca" que todo lo que toca y cada lugar donde está se caga...
En la época escolar, llegada aquella maldita semana sucedían muchas cosas a la vez... me olvidaba que habían exámenes bimestrales, por lo que no estudiaba y hacía el intento de copiar, y bueno como estaba en esos días funestos, me descubrían... (1-0) Olvidaba cambiarme de zapatos para ir al colegio, por lo que iba con mis chancletas (que eran unos top sider con un hueco a la altura del dedo gordo en el pie derecho, comodísimas, tanto que no provocaba sacártelas) y me regresaban a casa para cambiar mis zapatos, con lo que perdía 1 examen más... (2-0)
De vuelta a casa me peleaba con todos los boleteros de combi que no me dejaban subir por ser escolar... ya nuevamente en el colegio, la única moneda que me tenía para mi refrigerio descendía por el nuevo y único hueco en mi bolsillo izquierdo junto a los 30 céntimos para irme en la Lima - Chorrillos a mi casa, por lo tanto me regresaba caminando...
Una mañana, en un carro que avanzaba a la velocidad de una tortuga coja, de pronto y sin avisar se acabó la batería de mi Walkman y tuve que escuchar las canciones que decidiera el chofer quien tenía un gusto muy refinado, temas tan dulces y technocumbieros de fines de los 90´s como "Colegiala, de mi viiida...", "Bailando con Euforiaaa...", "Prefiero estaaar Leeejos..." junto a canciones miserables y vomitivas como la historia del taxista de Arjona o Ricardo Montaner con su Cima del Cielo -que me tenía podrido- a veces de regreso me pasaba los 90 minutos de vuelta con el maldito programa "Recordando el Techno" de estudio 92 que nos obligaba a volver a escuchar una época que debió ser borrada de nuestras memorias...
En fin, la pasaba mal...
En la Universidad el cantar era similar, me despertaba al medio día- porque tenía insomnio y me acostaba a las 4am-, desde mi ventana Sanisidrina apreciaba que la ciudad estaba más gris que de costumbre, miraba mi cajón de la ropa y encontraba que NO HABIA NADA, es decir, solo me quedaba un polo blanco con el estampado de Leche ENCI de mi papá que me parecía fatal, no por tener el logo de leche ENCI, sino porque estaba manchado con lejía toda la espalda. Cogí una chompa muy fea y al Mirar las calles me decía, mira qué bueno, hace frío, estamos en invierno y no va a salir el puto sol a joderme y obligarme a sacar esta chompa horrible que tapará de este polo cagado...
Salí de mi casa, y tras despedirme de mi abuela hermosa pensé -como era aún temprano y me gusta mucho caminar- que sería bueno ir a pie a la universidad para evitar a los miserables cobradores de combi y sus TSSS MEDIO y los hedores del chofer, esos suaves aromas de axila mezclado con caca... TERRIBLE!
Avanzaba mi recorrido y media cuadra antes de llegar a la Javier Prado, no sé por dónde, el miserable sol de invierno aparecía con fuerza, deshaciendo el gris invernal limeño, entonces por ser muy terco seguí caminando con la chompa horrible encima y el polo de Leche Enci debajo y sobretodo con un calor que poco a poco me deshidrataba.
Fue así que empapado por el sudor y a mitad del recorrido, justo a 30 cuadras de la próxima avenida grande donde podría tomar un carro que me lleve a la universidad de una forma rápida y mucho menos tortuosa, se acabó la batería de mi Discman -es que empecé a trabajar y me compré 1 baratito nomás.
Mis intentos de ahorro se fueron pal culo y tuve que comprar unas pilas de a sol nomás para llegar escuchando algo a clases... entonces por demorarme al comprar las pilas, porque el vendedor era un retrazado mental e imbécil que no sabía dónde coño había puesto las putas baterías y que por si fuera poco, cuando las encontró no sabía la diferencia entre AAA y AA, llegué 3 minutos tarde a la puerta de la universidad...
Corrí apresurado para que me dejen ingresar al bloque de los salones -cabe explicar que en mi facultad había un timbre por hora, que cuando sonaba 2 Wachimanes (agentes de seguridad peruanos, de piel cobriza, blanca o negra, de metro 60 de estatura a lo mucho, vestidos de marrón) en la entrada de la escalera junto a un periódico mural que fungía de escudo espartano e impedía al alumnado ansioso por adquirir nuevos conocimientos a ingresar a sus clases- y me choqué con la inmensa cantidad de personas que salían del bloque de salones a la calle para salir a tomar unas chelas... cuando al fin pasaba ese mar de gente llegué justo cuando los guardianes cerraron la entrada, una lástima, igual no quería entrar pensaba...
Lo peor de todo es que también había llegado tarde una gorda del tamaño de un ropero que me acosaba y que por cuestiones de un destino injusto estaba justo a mi lado sonriéndome con sus dientes amarillos y desalineados, con ese suave aliento a desagüe, en fin...
Transcurrida una hora de huir de ella, al ver a mis compañeros me enteraba que el profesor había tenido la genial idea de tomar un examen al que calificó como "El que está presente, aprueba" y bueno, todos aprobaron, una amiga preguntó dulcemente ¿y el que no está profe?, "TIENE CERO CERO, COMO ES POSIBLE QUE EL ALUMNADO FALTE A CLASES, ESO NO TIENE PERDÓN" contestó... una lástima, otro curso menos...
En la noche salí de la universidad y llovía deliciosamente –me fascinan las noches de lluvia, los días grises invernales-, casi en la esquina de la universidad, por poco me resbalo, y gracias a eso no me atropelló un auto que se estrelló en un poste al lado de donde estaba porque las llantas patinaron en la pista mojada...
¿Ya les comenté que la gorda inmunda había estornudado en mi cara y me contagió de gripe? bueno, eso hizo en su afán de estar a mi lado...
Luego mucho más tarde, llegué a la casa de mi novia, resfriado, mocoso, con unas ganas de caer en sus brazos y no despertarme jamás después de haber caminado mil calles para verla... y ella, con esos ojos infinitos y esa voz de cielo me dijo que sería bueno darnos un tiempo porque no va a tener espacio en su vida para mi, “es que tengo que ver lo de mi viaje amor”, vaya mierda! definitivamente era mi semana de mierda...
Ya en la vida actual... tuve 2 momentos que muestran lo que es una semana de la mala suerte en la vida adulta...
1er momento: luego de 3 semanas de enfermedad estomacal que se unió a una fuerte inflamación de la garganta, llegué a la semana de mi cumpleaños. Les comentaré que en la tienda de la esquina de mi trabajo vendían unos sanguchitos sencillamente irresistibles, por culpa de ellos yo subí unos 9 kilos de peso, estaba sinceramente obeso, pero había logrado perder unos cuantos kilos entre mis 2 enfermedades que a la par fungían de un deshidratador total.
Llegó entonces el viernes previo a mi cumpleaños, le pedí a mi novia-quien no era la que me pidió tiempo, el tiempo pasó y ella nunca volvió- que compre una cartilla de ganagol y juegue unos resultados que yo tenía en mente.
El domingo a las 11 de la noche ustedes me podían ver sentado con la boca abierta frente al computador mirando incrédulo que mi jugada me había hecho acreedor de 7,500 soles, SI, 7500 Nuevos Soles, una cantidad nada despreciable para ninguno. Revisé 7 u 8 veces la jugada ganadora para no equivocarme en nada.
Al día siguiente temeroso a que fuese una estafa fui muy temprano a cobrar mi premio. Fue un bello cheque de Interbank, lo recibí contento... hasta ahí todo iba alucinante, iba a ser un cumpleaños alucinante, con mucha cerveza, Ron, vino sin deudas y con una cámara de fotos Sony que me había estado quitando el sueño... quién pensaría que esa sería una semana de la mala suerte...
Llegué a mi trabajo feliz pero cansado, algo más agotado que de costumbre. Poco a poco, minuto a minuto me iba sintiendo peor, las horas frente a la isla de edición, la computadora y demás parecían interminables y empecé a sentir escalofríos espantosos, al parecer la fiebre entraba en mi frente, en mi mente, en mi.
Al día siguiente, tomé un Panadol muy temprano y fui a trabajar, a las 5 de la tarde el dolor estomacal era terrible, la fiebre me hacia delirar, miraba al mundo con ojos de opiómano, wooow las cosas se veían muy bien a pesar del dolor, cada persona q me rodeaba actuaba en slow, lento, muy lento, por momentos sus voces parecían las de una grabadora malograda, y en otros hablaban como "Albin y las ardillas" y todo era so fast, forward si nos hablamos en idioma VHSesco. Fui a mi casa porque no podía seguir como un drogadicto con cólicos en mi trabajo y echado en mi cama llamé a mi novia para que me auxilie. La fiebre oscilaba entre 40º y 42º, cuando bajaba a 38º era un milagro -por las compresas de agua, el panadol y mi desnudez-, yo me sentía re-bien.
Al día siguiente aún no había cobrado el cheque y la fiebre seguía igual. Por razones obvias no fui al trabajo, el médico me dio 4 días de descanso, porque tenía no sé cuántas cosas pero era algo que terminaba en un ...litis Aguda Grave 2Bª, así que parecía jodida la cosa.
En medio del delirio de la fiebre, yo me encontraba temeroso a que quiebre Interbank, o que me roben el cheque, o que estafen a mi tía con los billetes si decidía que vaya a cobrarlo... decidí ir al banco –para ser sincero me acordé de la película 9 Reinas, los ladrones, el quiebre al banco, un desastre total.
Y fue así que con mis 40º y todas las alucinaciones que esto implica le dije a mi novia, VAMOS! AHORA O NUNCA!... ella intentó persuadirme, pero mi locura aumentada por la fiebre y el temor a cualquier maldición o coincidencia fatídica me empujaron a ir.
Fui al banco, más cercano....CERRADO.
Eran las 5:03 pm, el banco cerraba a las 5:00pm. Llegué esos putos 3 minutos tarde porque el médico estaba terminando de explicarme lo que tenía por enfermedad. Entonces decidí ir al Interbank que estaba abierto y que estuviese cerrase más tarde, que era uno en el Jockey Plaza.
El tiempo que uno puede hacer entre San Isidro con el Jockey Plaza en un taxi a las 5pm de un Miércoles de Noviembre es similar a lo que se demora un Lima- Chancay con un ómnibus Ormeño del 86, o una ruta entera de un microbús Morado que va al cementerio -ese que pasa por Benavides, La Marina, El Ejercito, el Rímac, San Isidro, La Victoria creo que llega hasta a Huarmey!- UNA MIERDA!.
Eran las 5:03 pm, el banco cerraba a las 5:00pm. Llegué esos putos 3 minutos tarde porque el médico estaba terminando de explicarme lo que tenía por enfermedad. Entonces decidí ir al Interbank que estaba abierto y que estuviese cerrase más tarde, que era uno en el Jockey Plaza.
El tiempo que uno puede hacer entre San Isidro con el Jockey Plaza en un taxi a las 5pm de un Miércoles de Noviembre es similar a lo que se demora un Lima- Chancay con un ómnibus Ormeño del 86, o una ruta entera de un microbús Morado que va al cementerio -ese que pasa por Benavides, La Marina, El Ejercito, el Rímac, San Isidro, La Victoria creo que llega hasta a Huarmey!- UNA MIERDA!.
La fiebre avanzaba, el tiempo también, y solo esperaba que al llegar al banco no esté CERRADO, como sería costumbre en una semana de la maña suerte.
Con fiebre, sentado bajo un aire acondicionado terriblemente frío, al lado de un señor que apestaba a baño de estadio- al que denominaré cariñosamente como Puercodemierda-, que como tenía calor se abanicaba -y creo que a la vez lanzaba unos mortales pedos-, expandiendo de esta forma su hedor hasta llegar a la profundidad máxima de mi nariz aún mocosa...
Por si fuera poco, el Wachiman del banco me observaba con mirada analítica, como si dudase de mi, quizá porque el rojizo color de mi rostro afiebrado se tornaba en verde debido a la náusea ocasionada por el perfume del Puercodemierda de mi costado, además por estar tapado hasta las patillas, cortesía de mi novia que contaba preocupada mis pulsaciones para ver como andaba mi fiebre.
Transcurrida 1 hora y media y tras haber aumentado unos cuantos grados de temperatura apareció al fin en la pantallita del banco, el número anterior a mi S599, es decir, el S598.
Apresurado y ansioso me puse de pie para que no se vayan a pasar mi número y además para huir del olor repulsivo de las alas del chancho del lado, miré la pantallita del banco que pasaba un video de quién creen? SI! RICARDO MONTANER, LA PUTA CIMA DEL CIELO! esa canción de mierda! en fin... cuando al fin sonó el timbrecillo que indicaría la amable invitación: "Pase usted señor afiebrado a cobrar su ansiado cheque" apareció no sé por qué el número K11 y me cagó!
Por la cólera, casi mato a la gorda señora que tenía más bigote que yo, que entró al sitio en el que debí ingresar, y era atendida por una cajera muy amable... en fin... lo gracioso del asunto es que no le hice nada: no porque alguien me detuvo, sino porque la fiebre -que ya debe haber estado en 41º- me había dejado sin fuerzas para hacerlo... gordaemierda!
AL FIN! el número de mierda ese apareció justo en el últmo acorde de la PUTA Cima del Cielo... avancé sonriente al cajero, le dije amablemente -mientras temblaba-, “buenas noches señorita, quiero cobrar este cheque... ¡HAY QUE ENDOSARLO!... me dijo una rubia Wellaton 26 mal pintada con labios rozados fosforescente, dientes amarillos, desalineados, TOOOODA una belleza, pero... oh casualidad! Busqué con mis manos heladas entre los bolsillos llenos de papel higiénico con moco y me di cuenta que.... no tenía lapicero! Así que le pedí nuevamente de forma amable y más afiebrado aún, “señorita tiene un lapicero que pueda prestar por favor”... “AY QUE? NO TIENE LAPICERO... TSSS” respondió, ASÍ ES!! con el TSS típico de cobrador de combi, eso definía la clase de LADY que era la señorita...
En ese instante, escuché a lo lejos, entre mí afiebrados oídos, una canción del soundtrack de Kill bill, esa que volvía loca a Uma Thurman -Umita! tan linda!- wuiiii shiiiriiiin wuiii shiriiin!
... to be continued.
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